jueves, 7 de julio de 2011

Capítulo 6

Mi padre fue el encargado de taparme  los ojos, me quito el plato con restos que estaba tirando, lo puso sobre la encimera y se colocó detrás de mi decidido a guiarme hasta el lugar donde estaban colocados todos los regalos. Me hizo sentarme en una silla, y entonces noté que la primera persona se acerco y dejó algo sobre mis piernas - ¿Puedo ya quitarme esto de los ojos? – una risa generalizada y un murmuro me anunciaron que sería la mejor opción si quería ver de qué se trataba el primer regalo. Me deshice del trozo de tela que me cubría los ojos y mire una pequeña cajita que Danny había dejado sobre mi regazo, un único pensamiento rondaba mi cabeza mientras la abría lentamente “que no sea un anillo o algo que implique compromiso, que no sea un anillo, que no se a un anillo” y alguien debió escuchar tanta suplica, no, no se trataba de un anillo, era una llave, y viniendo de quien venía no podía abrir nada agradable.

¡Vaya! Qué cosa tan chula, ahora podrás abrir un montón de cosas Becca – tubo que solar Alison y acto seguido me entregó uno de los regalos que ella había organizado.

La respuesta ante el regalo de Alison solo había conseguido enfadar a Steve, que literalmente me arranco el regalo que estaba abriendo en ese momento, metió una mano bajo mi axila y me obligo a levantarme – vayamos a ver tu regalo fuera – eso fue todo lo que dijo y ante la atenta mirada de todo el mundo me condujo fuera de la casa y me planto delante de un coche, yo no entendía nada de marcas, pero por la cara de mi hermano Andre ese debería de ser de los buenos – oh no, no, no y mil veces no – fue todo y cuanto pude articular.

-          ¿Bonito verdad?, uno de mis clientes me lo dejo a muy buen precio, no sé si el negro te gusta, pero rosa para un coche lo veía demasiado, anda corre y móntate.

-          Mira... – no podía ni articular palabra, ¿es qué se había vuelto loco? ¿qué clase de demente regala coches en los cumpleaños? – es muy bonito y todas las cosas, pero no lo puedo aceptar – me gire con la intención de ponerme a su altura y le estampe las llaves contra el estómago, siempre lo había visto en las películas y quedaba tan bien que tenía ganas de probar en primera persona como quedaba,  el resultado no solo fue el esperado, sino que fue mejor.


-          Quieres volver aquí, es tu regalo, no lo puedo devolver – Danny ya no sonreía como un bobo, ahora empezaba a enfadarse.

-          Mira, estoy harta, harta de todo, voy a volver ahí dentro, voy a terminar de abrir mis regalos, vamos a hacer lo que teníamos planeado, me voy a quedar las llaves de ese maldito coche, y mañana quedaremos y veremos qué pasa – a llegar a esta altura de mi discurso ya había llegado a el marco de la puerta y estaba indicándole con la mano a todo el mundo que entrase, los que más y los que menos se sorprendieron ante mi manera de manejar aquello.

Entré en la casa y me senté de nuevo en la silla, mis padres eran los que parecían más sorprendidos, no sabía si era por el inesperado regalo o porque nunca me habían visto perder los nervios y canalizarlos de una forma tan madura. Espere a que todo el mundo estuviera de nuevo en la habitación y entonces reclamé mi siguiente regalo. Seguí abriéndolos algunos con más emoción que otros, había adquirido una picadora (en una situación normal abría dudado para que la quería, ahora sabía quiénes eran las dos primeras personas sobre las que la utilizaría), un disco de los Rascal Flatts, y tres libros sobre los que iba detrás entre otras cosas,  al final solo quedaban los que Alison se había encargado de buscar junto a mis amigos, y el de mis padres.

-          No te hemos comprado nada – Al se acerco con una gran caja y la dejó a mis pies – el año que viene te vas a vivir lejos, y queríamos que tuvieras algo de cada uno, hemos hecho una recopilación de objetos personales y fotos, esperamos que te guste, haznos el favor y ábrelo cuando estés sola.

Mire a Al con una mezcla en la cara de incomprensión y alegría, por fin alguien que entendía lo que realmente quería, no quería nada material, solo algo que me llegara, y eso seguro que lo hacía.  El regalo de mis padres fue el último, pero el más “vivo”.

Mi padre volvió a taparme los ojos, y mi madre depositó algo sobre mis piernas, algo que al principió pensé que era un cojín, una lechuga o porque no una bolsa de basura, pero luego me di cuenta de que el montón se movía, me quite la banda de los ojos de un tirón y lo vi, un perro, una cría de una raza que no reconocía, pero que tenía pinta de ser un husky o un pastor alemán; lo estreche entre mis brazos y me levanté decidida a darle un beso a todos, al llegar a mi padre simplemente me soltó – ahora tienes que ocuparte tu de ella, tienes que ponerle nombre, y espero que para el año que viene, cuando te vayas a la universidad encuentres un lugar donde admitan mascotas – El resto de la tarde la pasé con mi nueva mascota sujeta como si fuera un peluche. Sobre las siete y media todo el mundo se había marchado y estaba todo recogido, mis padres estaban en el salón con mis primos jugando a monopoli de los Simpsons, mis hermanos estaban pegándole la típica paliza a la Play y yo cogí a mi nueva mascota – aún sin nombre -  y me subí a mi cuarto, cerré la puerta tras de mí, abrí la puerta del armario empotrado y saque la caja que tanto tiempo llevaba atormentándome, ahora con alguien más en la habitación – aunque este alguien solo pudiera corretear de un lado para otro y mordisquear los dedos de los pies – me sentía con más fuerza para afrontar lo que había dentro.

Capítulo 5

Mire a Al con una mueca de pena y rabia en la cara, no podía creerme que ese niñato y su padre fueran a arruinarme mi fiesta de cumpleaños y sabia que no estaban aquí por casualidad, sabía que venían para quedarse, ¿Quién se suponía que los había invitado?. Abrí la puerta muy lentamente intentando prolongar en el tiempo todo lo posible su entrada. Cuando la puerta estuvo abierta del todo me situé en la mitad del marco de la puerta y los mire con una mueca intentando darles a conocer lo poco que me gustaba que estuviesen aquí. Eran Danny McCalister y su padre Steve, Danny era un compañero de clase, la típica persona que cree que es el centro del mundo y que piensa que lo puede conseguir todo por ser simplemente quien es; mi madre se llevaba muy bien con Steve ya que su buffet de abogados trabajaba para la clínica dentista de este. Mientras repasaba todos los perjuicios que tenía contra estos mi madre se acerco a mí y al ver de quien se trataba exclamo:

-          Rebbeca, ¿Dónde están tus modales? ¿Es que no piensas invitarles a pasar?

-          Tranquila Liss, parece que la niña no nos esperaba y se ha quedado asombrada- y comenzó a reírse haciendo que su estúpido bigote subiera y bajara, ese hombre conseguía provocarme nauseas, no era feo, pero tenía algo que hacía que desconfiara de su persona, dándome incluso algo de miedo- ¿Bueno que pequeña nos dejas pasar?


-          Claro, adelante, no se corte, ¡Pasen! – y con un ademán de mano estúpido les indique que pasaran

Procuré estar lo más lejos de ellos, si la comida la hubiéramos celebrado fuera mi intento por alejarme habría dado más resultado, pero no, la suerte no estaba de mi lado, tenía que cumplir los años un 10 de Diciembre. A pesar de todo intenté no estar de mal humor, Dean enseguida lo notó he intento hacerme sentirme mejor.

-          A si me gusta, no dejes que su presencia no te haga disfrutar de tu fiesta, todos tus amigos están aquí y no tienen porqué darse cuenta de lo mucho que te incomodan.

-          Tienes razón, pero sabes que nada más saber que está aquí me pone enferma, y ambos sabemos que la comida no va a acabar bien, nada acaba bien cuando él está cerca – sus brazos me abrazaron por detrás y junto su mejilla contra la mía- pero el simple hecho de que estés conmigo hace que me sienta mucho mejor.


-          Oh, que escena tan tierna, lo siento, os he visto de lejos y no he podido evitar sentirme emocionado- giro la cabeza en todos lados buscando a alguien - Ian, no sabía que tu hija estaba con el hijo de .... como se llamaba, ¿Margarett?, que alegría me proporciona este hecho.

-          Si, Becca y Dean están juntos, hace poco que nos enteramos, ya sabes que a un padre no le gusta ver a su hija crecer, pero es afortunada de estar con Dean, y si, Margarett es su madre, un día deberíamos pasar a visitarla - y cogió a Steve por un brazo con la escusa de enseñarle algo, pero yo sabía que a mi padre no le caía nada bien y que quería alejarlo de mi. Vi como Steve le hizo un gesto en plan de que veía una locura nuestra relación y a mi padre cada vez más enfadado.

La gente se lo pasaba bien, no dejaban de ir de un lado para otro con comida en las manos y  hablando con la gente, algunos se habían acercado al equipo de música y bailaban sin apenas darle un respiro a sus caderas. Yo reía a carcajadas con unos y con otros y cuando en una ocasión mire a Danny que estaba hablando con Luise simplemente le sonreí, me encontraba de un humor impresionante; parecía que después de todo la fiesta iba a acabar bien.
Después de la comida llegó la hora de soplar las velas, todos se dispusieron alrededor de la mesa principal del salón, cada uno de mis hermanos llevaban en brazos a uno de los pequeños, cuando mis padres trajeron la tarta. La cual se acabó en menos de lo que se tarda en decir “estreptococos” , solo sobró un pedacito se lo habíamos guardado a la señora Dubbone que más tarde me encargaría yo misma de llevarle.
Estaba tirando unos restos de ensalada de pollo a la basura cuando me taparon los ojos con una venda y me llevaron a abrir los regalos. El primero fue el de los McCalister.

miércoles, 6 de julio de 2011

Capitulo 4

Dean me cogió, me levanto de sus piernas y me depositó en el suelo como si lo hiciera con una niña pequeña a la que trataba de poner a salvo, se aparto de mí y  me indico con la mirada que pasara dentro de la casa, pero yo lo agarre con fuerza, no iba a dejarlo solo, me miro con cara de resignación, sabía que no me podía convencer. Comenzamos a andar despacio  hacia la parte posterior de la casa, intentando no hacer ruido, apenas podíamos ver nada, pero no iba a ser tan tonta como las rubias típicas de las películas de miedo - que preguntan si hay alguien y al final acaban muriendo por estúpidas-  por lo que dispuse a intentar ver algo mas allá de mis pies. El sonido se incrementaba a cada paso y entonces caí en la cuenta, yo conocía ese ruido, era la pelota de Mark revotando en el suelo.

- ¡Mark!, ¿Qué demonios haces aquí fuera?

- ¿Se puede saber que haces? ¡Calla!– Dean me tapo la boca con su mano-Te tenía que haber obligado a quedarte dentro de la casa.

-  Becca, no te preocupes, ella me llamo, me dijo que tenía mi pelota y que saliera a buscarla- al escuchar eso me adelante hasta ponerme a su altura.

-  ¿Quién te dijo eso Mark?- empecé a zarandearlo- ¡Quién!- Dean se acerco a mí, me rodeo con sus brazos y me beso la frente.

-  Más vale que os vayáis dentro, ve acostando al niño, voy a echar un vistazo, ahora voy yo- me dispuse a rechistar- Rebbeca, ve dentro.

Cogí a Mark de la mano, tendríamos que entrar por la puerta de delante, mi padre siempre bloqueaba la trasera desde dentro, Mark no me miro en todo el camino, sentía que estaba asustado, que había hecho algo incorrecto, pero no me sentía con fuerzas para decirle que todo iba bien, que no se preocupase, abrí la puerta del dormitorio de los chicos y bese a Mark en la frente apenas me salió un –Buenas noches- de mis labios.
Me senté en la puerta de mi dormitorio, no quería pasar sin Dean, este apenas tardo en llegar.

-          Vamos dentro, tranquila, no hay nadie – me ofreció su mano para levantarme – Vamos a dormir, mañana seguiremos por donde nos hemos quedado – y me dedico una de sus encantadoras sonrisas que hizo que se me olvidaran todas las preocupaciones.
Entramos en el cuarto, todos estaban durmiendo, y nos acostamos en mi cama, no era muy ancha, pero para los dos sobraba y el hecho de que me dejara quedarme entre la pared y él me reconfortó aun más, Dean me rodeo por detrás con sus brazos y me quede durmiendo mientras él me daba besos por el pelo.
No dormí bien, no paraban de venirme a la mente imágenes de las fotos ¿Por qué demonios había abierto ese álbum? Tenía que contárselo a alguien y cuanto antes mejor. ¿Pero acaso sería eso lo mejor? ¿Y si al contárselo a alguien me estaba exponiendo a acabar como una más de las fotos?
Apenas eran las seis de la mañana  cuando me desperté,  me separe lentamente de Dean y fui al baño, lo primero que hice fue lavarme los dientes, no era persona si no tenía la boca limpia, y sinceramente no quería besar a Dean con un aliento mañanero, por mucho que lo hagan en las películas de Hollywood a mi no me la cuelan, eso no era nada romántico.
Después caí en la cuenta, ya tenía un año más, dieciocho, me quede mirándome en el espejo, mi pelo moreno seguía igual con sus rizos ocasionales, aunque tenía algún que otro nudo; mis ojos seguían del mismo tono azul , mis labios eran igual de carnosos , lo mismo pasaba con mis pantalones, no había engordado, seguía teniendo una 36 y no había crecido, pero tampoco encogido seguía midiendo mi metro sesenta y siete, repase cada parte de mi cuerpo, no había cambiado nada, puede que después de todo, no fuera tan malo hacerse mayor. Estaba tan embobada mirándome al espejo que apenas me di cuenta de que Dean había entrado.
-          Hey, ¿Qué haces aquí? Vuelve a la cama conmigo – pero no mostraba signos de querer volver a dormirse, en lugar de eso se sentó en la tapa del wáter y se quedo mirando cómo me pintaba los ojos- Sigues estando igual de preciosa, aunque tienes una arruga ahí

-          ¿Dónde? – me acerque más si cabe al espejo y me quede mirándolo con una mueca en la cara- eso no ha tenido gracia, ninguna.


Se acerco hasta mí y me agarro suavemente de la cintura
-          Ya lo creo, tendrías que haber visto tu cara. – se estrechó mas contra mí y busco mi boca, pero  ladee la cara – no me digas que te has enfadado, ¿se te pasa si te doy tu regalo?

-          No, quiero quedarme aquí contigo.


-          No hay problema, lo llego conmigo – y rebusco en el bolsillo de su pijama– También he participado en el que Alison se ha encargado de organizarte, pero este es más personal – y saco un brazalete de plata antigua fino con un calado de hojas y flores – Era de mi madre, bueno, lo sigue siendo en parte, pero sabes que no está en estado de llevarlo y quería que tu lo tuvieras.

-          Es precioso, pero esto es demasiado, no se si puedo quedármelo.


-          ¿Y por qué no ibas a quedártelo? Nuestra relación ya no es cosa de niños, conozco a tu familia, tu a la que queda de la mía y te quiero – mientras me lo colocaba seguía mirándolo de forma insegura –¡ Vamos ya Becca¡, mira, si lo dejamos me lo devuelves y punto, pero hasta entonces quiero que te lo quedes- esta vez asentí de forma vehemente  mientras salíamos del baño en dirección a la cocina.

Eran las doce del medio día y había vuelto a comenzar a nevar, por lo que decidimos que después de desayunar saldríamos  a dar un paseo y a hacer alguna que otra guerra de nieve; pero prometimos volver antes de que los invitados comenzaran a llegar. Las dos horas que teníamos se nos pasaron volando entre risas y carcajadas, parecíamos niños corriendo de un lado para otro con las manos llenas de nieve y ocultándonos tras cualquier cosa que nos blindara la suficiente seguridad para convertirlo en nuestro fuerte improvisado.
Ya  de vuelta, tras cambiarnos y con todo el mundo seco decidimos que sería mejor preparar la comida fuera pero quedarnos dentro de la casa para poder protegernos del frio y la nieve. Todos llevábamos cosas de un lado para otro, iba peleándome con Alison sobre el número de cubiertos que faltaban cuando la primera persona llamo a la puerta y juntas fuimos a abrir, miramos por la mirilla antes de hacerlo y reconocí a quien estaba fuera.

-          No debiste invitarlo, ¿Por qué lo has hecho Al?

-          Te juro que yo no e sido.

martes, 5 de julio de 2011

Capitulo 3

Entré con Mark en brazos, mientras que mi madre iba cargada con las bolsas de la compra hasta  el comedor que comunicaba con un gran arco con la cocina, y allí estaban ellos, poniendo la cocina patas arriba, mientras Andre intentaba amasar la masa de la pizza Luise iba de un lado para otro con los ingredientes de esta. Los mire con un extraño gesto en la cara y por fin me decidí por soltar una carcajada al ver un trozo de queso enredado en el pelo de Luise.
-          Oye chicos, ¿no teníais que estar ayudando a papa en la tienda? y ¿Qué estáis haciendo?

-          Luise, se suponía que tu vigilabas la puerta, serás estúpido – le dijo Andre mientras le tiraba un montón de harina a la cara.
Los chicos comentaron a pelearse mientras mi madre cogía a Mark de mis brazos e intentaba espabilarlo me contó que todo era una sorpresa por mi cumpleaños, habían invitado a mis amigos a mi novio a dormir a mi casa el día de antes de mi cumpleaños y al día siguiente haríamos una gran barbacoa en el jardín, se suponía que teníamos que llegar justo para la sorpresa, pero nos habíamos adelantado.
-          Mama, ¡no me lo puedo creer!- no paraba de dar saltos por todos lados y como guinda cogí a Luise y le di un beso en la frente, eso sellaría el final de mi enfado- y ¿donde vamos a dormir? Y ¿a quien habéis invitado?

-          Tus hermanos han preparado tu cuarto, han sacado la cuna, esta noche Leslie dormirá con papa y conmigo, Mark dormirá con ellos y han puesto más colchones en tu cuarto para que quepáis todos- cuando mi madre estaba contenta hablaba sin parar y esta era una de esas ocasiones- y no sé quién se queda  Alison se ha encargado de las invitaciones, a comer viene más gente de la que se queda a dormir.


-          Mama, sois geniales, os quiero- y le di un gran abrazo.

-          Venga cariño yo también te quiero, pero tienes que bañar a los niños y ducharte tu antes de que lleguen todos.


-          Pero mama, Dean tiene mañana un examen- la mire con las lagrimas en los ojos, él era el chico mas importante en mi vida y gracias a el había logrado superar tantas cosas en el último año - ¿No podemos aplazarlo para otro día?

-          Cariño, eso será mejor que te lo diga el- y desapareció por la puerta justo cuando el entraba.


Era guapísimo, tenía los ojos verdosos, pero lo bonito no era el color, sino todo lo que podía llegar a transmitir con ellos, era perfecto, por no hablar de su pelo moreno y una pequeña barba en forma de perilla de unos dos días que se había dejado a petición mía. Realmente era el chico de mis sueños. Se acerco a mí con la cabeza gacha y me rodeo con sus brazos y acerco sus labios a mi oreja:

-          Feliz día antes de tu cumpleaños

-          Dean, realmente quiero  que estés aquí, pero no quiero que suspendas ese examen,  así que mejor será que - y no pude seguir hablando, sus labios se sellaron con los míos, por un momento me hizo olvidarlo todo.


-          Cariño, respecto a lo del examen… me lo invente, solo era para que pensaras que no podía planear nada para ese día.

-          Debería estar enfadada, pero no puedo,  eres encantador, pero tengo una pregunta ¿Cómo has conseguido que mi padre te deje que te quedes en mi casa a dormir?


-          Dale las gracias a Alison, lo convenció de que no podíamos hacer nada si había más gente en el cuarto con nosotros, y ya sabes lo mucho que tu padre te quiere, así que al final cedió.

Solo me dio tiempo de ducharme y a ponerme un vestido antes de que llegaran los invitados, menos mal que Mark se ducho solo mientras yo bañaba a Leslie, pero me hubiera gustado poder hablar con Dean ha cerca de las fotos encontradas en el ático, ya podría hablar con el mas tarde…

La cena a base de pizza fue todo un éxito, pronto llegó la hora de los brindis.

-          Haber voy a empezar yo ¿vale?- Alison miro a todos lados dispuesta a acabar con todo aquel que estuviera dispuesto a interrumpirla- por la mejor amiga que se puede tener, te estás haciendo vieja cariño- y con una sonrisa se llevo la copa a la boca.

-          Ahora nos toca a nosotros- Luise y Andre levantaron a la vez sus copas y se pusieron a cantar la canción inventada en la que aparecían desde el “feliz no cumpleaños” de Alicia en el país de las maravillas hasta “Becca hoy es tu cumple” de los Simpson- pues eso Becca, porque te queremos mucho-.
Y  entre carcajadas de unos y otros se fueron pasando el turno del brindis.

-          Bueno, ahora me toca a mí – Dean me miro con su copa en alto- porque sé que no te lo digo muy a menudo, pero eres la persona más alucinante que jamás he conocido y te quiero.

Consiguió que las lagrimas se me saltaran, nunca nos habíamos dicho “te quiero”, lo considerábamos una palabra muy grande para ir diciéndola a la ligera.
El resto de la velada fue tranquila, nos despedimos de mis padres que se subieron a  dormir y al final solo quedamos Alison, su novio Petter y Jodie la hermana gemela de este y Dean, que nos encargamos de recoger los restos de la cena y cuando terminamos subimos a mi cuarto.  Mis hermanos habían llevado la televisión del salón a mi cuarto y habían alquilado una película de miedo; algunos se tumbaron en las camas, otros se sentaron en el suelo y el pequeño Mark se fue renegando a dormir él solo. Dean se sentó en mi cama, dejo la espalda reposar sobre la pared y me atrajo hacia él, olía tan bien, y era tan reconfortante estar con el que apenas le preste atención a la película.

-          Bueno nosotros nos vamos a nuestro cuarto- Andre miro a Dean poniendo cara de hermano responsable y le soltó- más vale que no hagas nada capullo.

-          ¡Ya empezamos otra vez Andre!- lo cogí de la muñeca y lo obligué a salir- ya hablaremos- y le cerré la puerta en la cara, me gire y me volví a recostarme sobre Dean - Discúlpalo, ya sabes que a veces es un gilipollas.


Nos quedamos un rato hablando y planeando sobre que haríamos a la mañana siguiente antes de que todo el mundo llegara, pero al poco Alison cayo dormida y Dean y yo decidimos bajar al porche a seguir hablando

-          Entonces ¿Quieres tu regalo de cumpleaños o no?

-          Déjalo para mañana con los otros, o no sé, dámelo ya, lo que quieras.


-          ¿Que tal si mientras te lo piensas hacemos otra cosa?

Y  mientras decía esto deslizo sus manos bajo la falda de mi vestido y empezó a juguetear con mi ropa interior, mis brazos reptaron hasta sus hombros, mis manos disfrutaban de la suavidad de su piel y yo me deleitaba al tocar cada uno de sus músculos.
Entonces un sonido sordo que provenía de la parte de atrás de la casa hizo que nos detuviéramos.

lunes, 4 de julio de 2011

Capítulo 2

Esa tarde no se presentaba como una de las mejores, comenzaba a hacer más frio y aun no habíamos preparado a la vieja casa para los tiempos que estaban por llegar, aún quedaban tejas por reparar en el tejado para que la nieve no venciera el tejado; mientras veía a los chicos trabajar encaramados a una escalera me acerque a Mark que estaba sentaba bajo el viejo sauce y se veia algo triste, podía notar que  echaba de menos a sus padres.

-          ¡Hey grandullón! ¿Te parece si vamos de compras y luego merendamos en el parque?

-          Es que- Mark me miro con sus ojos cristalinos- es que…

-        Oye - me senté a su lado y  lo abrace contra mi pecho- ¿Qué pasa? ¿No te encuentras bien?

-       No es eso, da igual, solo es que he perdido mi pelota, ya sabes, la de la suerte.

-         Lo mire sonriente, a veces esos pequeños te podían sorprender - Vamos a buscarla, y si no la encontramos seguimos buscándola después de volver de las compras- le acaricie su pelo rubio lleno de rizos, se parecía tanto a su madre- ¿vale?

-       ¡Si!- me dedico una preciosa sonrisa y me cogió de la mano.

Teníamos media hora para buscar la pelota, no era muy grande, pero la casa sí que lo era, tenía dos pisos, el sótano y una buhardilla, por no hablar del jardín; encontrar esa pelota no iba a ser tarea fácil.
Buscamos por el salón, el comedor, la cocina y los baños, pero ni rastro de la pelota, así que subimos a buscar por los cuartos, el primero sería el de mis hermanos, solo éramos tres, mis dos hermanos y yo, yo era la mediana, y los adoraba, aunque a veces desearía ser hija única.

-          Andre o Luise me da igual alguno de los dos, ¿Habéis visto la pelota de Mark?

-          No, no hemos visto ninguna pelota y cambiando de tema- Andre el mayor me cogió por la cintura, me tiro a la cama y me empezó a hacer cosquillas- ¿Qué quiere mi hermana favorita para su decimoctavo  cumpleaños?

-          Andre! Para- apenas podía hablar de la risa- ya que lo preguntas quiero un coche, uno de esos descapotables.

-          ¡No eres lista ni nada! – dijo Luise mientras encendía la Play y le tiraba un mando a Andre.

-          Tu cállate Luise, ¡sigo enfadada contigo!- la ultima de mi hermanito había sido decirles a mis padres que salía con un chico y con lo protector que es mi padre me hizo llevarlo a casa para que lo conocieran- nunca te perdonare.

-          ¡Vamos Becca! No puedes estar enfadada de por vida, ¿o sí?

-          Digamos que te hare pagar por eso, bueno chicos ¿venís con nosotras de tiendas?

-          No podemos, papa nos ha pedido que vayamos esta tarde a ayudarlo en la tienda, tu novio tiene cosas que hacer y no puede ir a su puesto de trabajo.

-          Mañana tiene un examen para la universidad, es normal que quiera estudiar.

-          Que comprensiva que eres

-          Déjame en paz, vamos Mark nos vamos.

No encontramos la pelota y Mark volvió a encontrarse triste, mi madre condujo hasta la ciudad, ya que vivimos en una casa apartada que ha pertenecido a mi familia desde siempre; no tardamos mucho en llegar, apenas unos 30 minutos.

-          Mama, ¿no hay silleta para Leslie?

-          Me temo que no, tu tío apenas trajo nada para la niña, no sé en qué estaría pensando.

Con una niña en los brazos y otro agarrado a la pernera de mi pantalón nos adentramos en las tiendas, yo apenas podía hacer nada porque me encontraba aprisionada por los dos lados, así que al final deje a mi madre comprando ropa y me fui con Mark y la pequeña a buscar una tienda para comprarle pañales, una silleta y lo que necesitase. No tardamos en tenerlo todo y estar más despejada, la niña iba en el carro y Mark de mi mano cuando este de soltó de repente y corrió hacia un escaparate.

-          ¡Mira Becca! Es como el de mama- se trataba de un reloj de mano como el que su madre solía llevar.

-          La echas de menos ¿Verdad?- el agacho la cabeza y empezó a sollozar- vamos tranquilo.

-          Yo estoy bien, la he conocido, pero y ella- señalo hacia el nuevo carrito- ella no la conoció viva.

-          Pero para eso está su hermano mayor ¿No?, para recordarle lo mucho que su mamá la quiso-  desde la trágica muerte de su muerte el niño había madurado muy rápidamente y no aparentaba los 6 años que tenia- venga vámonos que se está haciendo de noche y tu tía nos está esperando.

Llegamos hasta donde se encontraba mi madre y volvimos a casa, Mark estaba muerto de cansancio y se durmió en el coche, lo cogí en brazos y lo metí en la casa. Todas las luces estaban apagadas, salvo las de la cocina, donde se oía un tremendo ruido, mezcla de gritos y algún que otro choque de cacerolas y hoyas  y de no ser porque lo vi con mis propios ojos no me creería lo que estaba sucediendo allí.

Capítulo 1

El día se presentaba como uno más, llevaba dos semanas escaneando fotos durante todo el día, el escáner estaba roto y solo podía poner una foto en cada ocasión, así que el trabajo se me hacia eterno, intentaba no pensar en aquel maldito álbum, ni en aquella asquerosa caja, la había puesto dentro de mi armario porque todavía no estaba segura de si era una broma. Conozco a mis hermanos y a sus bromas, y esto no tenía pinta de ser una más.
Pero este día traía novedades con él, los primos venían a pasar el mes de diciembre con nosotros, desde que la madre de estos muriera y pasado el funeral no los habíamos visto,mi tio todavía no había superado la reciente muerte de su mujer. A media mañana llegaron todos, yo subí a la pequeña Leslie y a Mark a mi cuarto, lo habíamos acomodado el cuarto con una cuna y otra camita, ya que mi cuarto era el más grande y ellos preferían estar conmigo.
Mi tío se veía nervioso, se movía de un lado a otro y parecía que tenía prisa por marcharse, así que nos dirigimos a la entrada para despedirlo:

-       Bueno niños os echare de menos,  Becca cariño si te molestan mucho sácalos al jardín a dormir.
-¡Papa!- desde que la madre de Mark había muerto le daba miedo estar solo y mucho más de noche- Becca no le hagas caso.
-Tranquilo, tú solo pórtate bien – me agache con Leslie en brazos para darle un beso en la mejilla y susurrando le dije-: tú tranquilo, ya verás cómo nos lo pasamos bien.
-John, he visto que no hay ropa para la niña, ¿La tienes dentro del coche?
-Mmm no, es que ya sabes, Sophia era la que se encargaba de eso – cogió 200 dólares del su cartera y se los dio a mi madre- id vosotras y le compráis lo que necesite.
-John, si todavía no te encuentras bien puedes quedarte, ya sabes que esta es tu casa.
-Lo sé, pero necesito salir, tengo cosas pendientes – le dio a Leslie un beso y se acerco a Mark poniendo sus manos juntas delante de él y con un ágil truco de magia le dio su pelota de la suerte - Os echare de menos chicos- y me miro directamente a los ojos por primera vez - a todos.

Introducción


Me habían encargado escanear las fotos antiguas de la familia, y al principio todo fue divertido, fotos mías y de mis hermanos de pequeños, fotos de los primos y de las reuniones familiares en la vieja granja, fotos de Nana… hasta que llegue a aquel álbum, pensé que tan solo había sido una broma pesada, seguro que alguno de los graciosos de mis hermanos las había sacado de internet y puesto allí, pero cuando subí al ático a por otra caja de álbumes me di cuenta que no me estaban gastando ninguna broma.
Bueno esto es para que os vayais haciendo una idea,