Mi padre fue el encargado de taparme los ojos, me quito el plato con restos que estaba tirando, lo puso sobre la encimera y se colocó detrás de mi decidido a guiarme hasta el lugar donde estaban colocados todos los regalos. Me hizo sentarme en una silla, y entonces noté que la primera persona se acerco y dejó algo sobre mis piernas - ¿Puedo ya quitarme esto de los ojos? – una risa generalizada y un murmuro me anunciaron que sería la mejor opción si quería ver de qué se trataba el primer regalo. Me deshice del trozo de tela que me cubría los ojos y mire una pequeña cajita que Danny había dejado sobre mi regazo, un único pensamiento rondaba mi cabeza mientras la abría lentamente “que no sea un anillo o algo que implique compromiso, que no sea un anillo, que no se a un anillo” y alguien debió escuchar tanta suplica, no, no se trataba de un anillo, era una llave, y viniendo de quien venía no podía abrir nada agradable.
¡Vaya! Qué cosa tan chula, ahora podrás abrir un montón de cosas Becca – tubo que solar Alison y acto seguido me entregó uno de los regalos que ella había organizado.
La respuesta ante el regalo de Alison solo había conseguido enfadar a Steve, que literalmente me arranco el regalo que estaba abriendo en ese momento, metió una mano bajo mi axila y me obligo a levantarme – vayamos a ver tu regalo fuera – eso fue todo lo que dijo y ante la atenta mirada de todo el mundo me condujo fuera de la casa y me planto delante de un coche, yo no entendía nada de marcas, pero por la cara de mi hermano Andre ese debería de ser de los buenos – oh no, no, no y mil veces no – fue todo y cuanto pude articular.
- ¿Bonito verdad?, uno de mis clientes me lo dejo a muy buen precio, no sé si el negro te gusta, pero rosa para un coche lo veía demasiado, anda corre y móntate.
- Mira... – no podía ni articular palabra, ¿es qué se había vuelto loco? ¿qué clase de demente regala coches en los cumpleaños? – es muy bonito y todas las cosas, pero no lo puedo aceptar – me gire con la intención de ponerme a su altura y le estampe las llaves contra el estómago, siempre lo había visto en las películas y quedaba tan bien que tenía ganas de probar en primera persona como quedaba, el resultado no solo fue el esperado, sino que fue mejor.
- Quieres volver aquí, es tu regalo, no lo puedo devolver – Danny ya no sonreía como un bobo, ahora empezaba a enfadarse.
- Mira, estoy harta, harta de todo, voy a volver ahí dentro, voy a terminar de abrir mis regalos, vamos a hacer lo que teníamos planeado, me voy a quedar las llaves de ese maldito coche, y mañana quedaremos y veremos qué pasa – a llegar a esta altura de mi discurso ya había llegado a el marco de la puerta y estaba indicándole con la mano a todo el mundo que entrase, los que más y los que menos se sorprendieron ante mi manera de manejar aquello.
Entré en la casa y me senté de nuevo en la silla, mis padres eran los que parecían más sorprendidos, no sabía si era por el inesperado regalo o porque nunca me habían visto perder los nervios y canalizarlos de una forma tan madura. Espere a que todo el mundo estuviera de nuevo en la habitación y entonces reclamé mi siguiente regalo. Seguí abriéndolos algunos con más emoción que otros, había adquirido una picadora (en una situación normal abría dudado para que la quería, ahora sabía quiénes eran las dos primeras personas sobre las que la utilizaría), un disco de los Rascal Flatts, y tres libros sobre los que iba detrás entre otras cosas, al final solo quedaban los que Alison se había encargado de buscar junto a mis amigos, y el de mis padres.
- No te hemos comprado nada – Al se acerco con una gran caja y la dejó a mis pies – el año que viene te vas a vivir lejos, y queríamos que tuvieras algo de cada uno, hemos hecho una recopilación de objetos personales y fotos, esperamos que te guste, haznos el favor y ábrelo cuando estés sola.
Mire a Al con una mezcla en la cara de incomprensión y alegría, por fin alguien que entendía lo que realmente quería, no quería nada material, solo algo que me llegara, y eso seguro que lo hacía. El regalo de mis padres fue el último, pero el más “vivo”.
Mi padre volvió a taparme los ojos, y mi madre depositó algo sobre mis piernas, algo que al principió pensé que era un cojín, una lechuga o porque no una bolsa de basura, pero luego me di cuenta de que el montón se movía, me quite la banda de los ojos de un tirón y lo vi, un perro, una cría de una raza que no reconocía, pero que tenía pinta de ser un husky o un pastor alemán; lo estreche entre mis brazos y me levanté decidida a darle un beso a todos, al llegar a mi padre simplemente me soltó – ahora tienes que ocuparte tu de ella, tienes que ponerle nombre, y espero que para el año que viene, cuando te vayas a la universidad encuentres un lugar donde admitan mascotas – El resto de la tarde la pasé con mi nueva mascota sujeta como si fuera un peluche. Sobre las siete y media todo el mundo se había marchado y estaba todo recogido, mis padres estaban en el salón con mis primos jugando a monopoli de los Simpsons, mis hermanos estaban pegándole la típica paliza a la Play y yo cogí a mi nueva mascota – aún sin nombre - y me subí a mi cuarto, cerré la puerta tras de mí, abrí la puerta del armario empotrado y saque la caja que tanto tiempo llevaba atormentándome, ahora con alguien más en la habitación – aunque este alguien solo pudiera corretear de un lado para otro y mordisquear los dedos de los pies – me sentía con más fuerza para afrontar lo que había dentro.